05 Apr
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Los caldeos conocían el período de 18 años 11 días Saros, que, al colocar el Sol y la Luna en la misma situación relativa, permite determinar la periodicidad de los eclipses.

La astronomía fue floreciente entre los griegos. Uno de éstos, Tales de Mileto (¿636-546? a.C), descubrió la causa de los eclipses. Pitágoras (570-496 a.C) enseñó la esfericidad de la Tierra, su rotación y su movimiento, así como el de otros planetas, alrededor del Sol;  para él, las estrellas eran otros soles. Aristarco de Samos (s. III a.C) estudió el valor del diámetro del Sol y su distancia a la Tierra. Eratóstenes de Alejandría (275-194 a.C) se sirvió de un célebre experimento para determinar las dimensiones del globo terrestre. Hiparco (190-125 a.C) señaló la duración del año trópico, descubrió la precesión de los equinoccios y redactó el primer catálogo de estrellas.

Al hispanorromano Cayo Julio Higinio, bibliotecario y liberto de Augusto (s. I d.C), debemos un tratado de astronomía y el libro De Ratione Sphaere. Lucio Anneo Séneca (2-68 d.C) atribuyó la causa de las mareas a los movimientos del Sol y de la Luna e indicó que los cometas no eran meteoros, sino cuerpos como los planetas.

Ptolomeo (s. II d.C) reunió en su Almagesto todos los conocimientos de sus antecesores y descubrió a su vez la evección o desigualdad periódica de la órbita de la Luna. En cambio, situó la Tierra en el centro del Universo: el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas giraban a su alrededor siguiendo movimientos circulares, que consideraba como los más perfectos. El sistema de Ptolomeo fue enseñado hasta el fin de la Edad Media.

En el siglo IX, los árabes recogieron y perfeccionaron los trabajos contenidos en el Almagesto. Las escuelas de Córdoba, Granada, Sevilla y Toledo fueron centros mundiales de cultura y en ellas desarrollaron eminentes astrónomos árabes, judíos y mozárabes españoles. Se destaca entre todos Azarquel (s. XI d.C), que ideó varios instrumentos astronómicos y efectuó observaciones para determinar el apogeo del Sol y el movimiento de precesión de los equinoccios.

En el siglo XIII fue figura relevante el mallorquin Raimundo Lulio o Ramón Llull (1235-1325 d.C), que demostró la importancia de las matemáticas en el estudio de la astronomía. En el siglo XV apareció la Cosmografía de Nebrija.

En 1507, Nicolás Copérnico (1473-1543), apoyándose en las hipótesis de Pitágoras, demostró el error del sistema de Ptolomeo y estableció que el Sol se halla en el centro del sistema planetario y que los planetas giran a su alrededor. El mismo día de su muerte aparecía la obra en que se recogía el resultado de sus trabajos.

Tycho Brahé (1546-1601 d.C) fue uno de los principales observadores; la precisión de sus mediciones sirvió de base a la obra de Kepler. Preconizó, por otra parte, un sistema terrestre intermedio entre los de Ptolomeo y Copérnico.


REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA:

  • García-Pelayo, R. (1964). ASTRONOMÍA: Reseña histórica. En: Enciclopedia de las ciencias Larousse 1, 8va edición. D.F, México: Ediciones Larousse, p.249.
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